Todos aquellos residuos que acumulamos en nuestras casas son los llamados Residuos Sólidos Urbanos (RSU). Y no solamente los que generamos en nuestro hogar, sino también los que creamos en nuestra oficina y aquellos que se acumulan tanto en el comercio como en el sector servicios.
Según la Ley de Residuos también se considera como tales, aquellos procedentes de la limpieza de vías públicas y cuidados de jardines, áreas recreativas y la playa. Los animales domésticos muertos, así como muebles, enseres, vehículos abandonados, residuos y escombros procedentes de obras menores, también tienen la consideración de residuos urbanos.
Esta basura suele estar compuesta por los siguientes materiales:
- Vidrio: En su proceso de elaboración se mezclan materias primas con otras sustancias, como colorantes. Luego es sometido a grandes temperaturas, por lo que su fabricación consume gran cantidad de energía. Entre muchos tipos de vidrio, se encuentran aquellos envases en los que guardamos la comida (envases de cristal, frascos…) Pero también botellas, vajilla rota, etc. El consumo de vidrio es muy elevado y por eso incide de manera importante en el volumen total de los RSU.
- Papel y cartón: La materia prima del papel, los árboles, que son descortezados para un proceso de elaboración en el que se consigue una pasta que es lavada y blanqueada. Posteriormente es tratada y de allí se obtiene el papel o cartón. Los periódicos, revistas, cajas de embalaje, publicidad, etc. son utilizados continuamente por la población, por lo que la cantidad de residuos que generan también es muy elevada, debido a su gran consumo por habitante.
- Materia orgánica: está compuesta en su gran mayoría por el resto de alimentos, cocinados o no, y por los residuos de limpieza en jardinería, calles, etc. Son la mayoría de residuos urbanos, aproximadamente un 30.
- Plásticos: botellas, bolsas, embalajes, envases, etc.
- Textiles: ropas y elementos decorativos del hogar.
- Metales: latas, utensilios de cocina, etc.
- Madera, en su mayoría muebles, y escombros procedentes de pequeñas obras domésticas.
A todo esto hay que sumarle los residuos que generamos en nuestro hogar, pero que son considerados como peligrosos y son tratados aparte; aceites minerales, baterías, material electrónico, electrodomésticos de línea blanca, medicamentos, pilas, productos químicos (barnices, disolventes, ceras, colas, etc.), termómetros o lámparas y bombillas.
En los últimos años, los residuos urbanos están en continuo crecimiento debido al creciente nivel de desarrollo e industrialización. Asimismo, el crecimiento de la población hace que las áreas metropolitanas se extiendan y que una elevada densidad de población genere la producción de grandes volúmenes de residuos urbanos en espacios relativamente pequeños.